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La presente antologia de Relatos de Julian del Casal contiene textos diversos, entre otros: El velo, Una madre, El primer pesar, La casa del poeta, La tristeza del alcohol. Mas alla de los lugares comunes del Modernismo latinoamericano la narrativa de Casal destaca por su vision peculiar y la atmosfera que recrea. Fragmento de la obraUN SACERDOTE RUSOAinsi qu'un papillon volageCe qui passe aujourd'hu sera pass Laisse-toi cueillir au passagePapillon d'ActualitLas doce del da. Desde la altura de la blanca terraza, prxima al mar, bajo el toldo que forma el ramaje de verde enredadera, estrellado de flores violceas, hay un grupo de gentes que contemplan, hundido el sombrero hasta las cejas y los anteojos nacarados entre los dedos, la salida de la fragata rusa que abandona nuestras costas. Ni un soplo de aire refresca la atmsfera. El mar, como lmina de acero, maravillosamente bruida, irradia un brillo metlico que deslumbra la vista. Las ondas arrastran, en su curso tranquilo, paquetes de algas que arrojan sobre la arena dorada de la playa, semejando ramilletes marchitos del ltimo baile de nereidas. De vez en cuando los rabihorcados que revolotean en el aire se introducen, como flechas negras, en el pilago azul. Sobre las rocas puntiagudas, jaspeadas de placas verdinegras, los pilluelos se entretienen en recoger caracoles que se irisan a los rayos del Sol. Mientras la fragata avanza serena y majestuosa, sobre el dorso de las olas con las velas abiertas y las banderas izadas, hasta perderse en el confn del horizonte lejano, velado por brumas opalinas; se destaca a lo lejos, en lo ms alto de la popa, la figura del capelln que parece rogar, desde el plpito de un templo marino, por el alma de los nufragos. Tiene la mansedumbre evanglica de las grandes almas. Al contemplarlo en aquel lugar, con su solideo de raso negro, ornado de una moa amarilla, bajo el cual se escapan sus cabellos grises y con su sotana tornasolada, donde resplandece, bajo la cascada de su luenga barba, la cruz blanca de los antiguos eremitas de Jerusaln; evoca el recuerdo de los sacerdotes de Dostoievski, acompaando los deportados a Siberia. Y al ver la fijeza atnita de sus miradas, dirase que trata de concentrar en sus pupilas verdes, inmviles en sus rbitas aporcelanadas, los brillantes fulgores del medioda tropical, para iluminar con ellos, en futuros das, la blancura helada de las vastas estepas solitarias.