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«Cuando me doy cuenta de que ya no entiendo la física, hablo conamigos y colegas. Veo que no soy la única que se siente confusa y medispongo a bajar la razón de las nubes.» Así, de esta manera tajante,comienza su libro Sabine Hossenfelder. Los físicos, cuando piensan enlos agujeros negros o predicen descubrimientos en el CERN, creen quelas mejores teorías son hermosas y elegantes, y por eso, sostiene laautora, no hemos visto un gran avance en los fundamentos de la físicaen las últimas cuatro décadas. La creencia en la belleza se ha vueltotan dogmática que entra en conflicto con la objetividad científica: la observación no ha podido confirmar teorías como la supersimetría o la gran unificación, desarrolladas por físicos basados en criteriosestéticos, peor aún, estas teorías «demasiado buenas para no serciertas» son en realidad imposibles de probar y han dejado el campo en un callejón sin salida. Para escapar, los físicos deben repensar susmétodos. Solo abrazando la realidad tal como es, la ciencia puededescubrir la verdad. Perdidos en las matemáticas es la historia de muchos físicos, incluida la propia autora, que se enfrentan a la creencia de que las leyes dela naturaleza son bellas, porque ¿acaso creer no es algo que uncientífico no debería hacer nunca?