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El sábado 17 de noviembre de 2012 Salvador Alvarenga y su compa?eroEzequiel Córdoba se hicieron a la mar para ir a pescar tiburones en su peque?a embarcación. Había aviso de tormenta pero Alvarenga era unexperto pescador que no se amedrentaba por nada. Cuando les alcanzó el temporal se encontraban lejos de la costa y un fallo del motor acabóimposibilitando su regreso.Catorce meses después, el 30 de enero de 2014, con el pelo largo,barba poblada y sin poder apenas hablar ni caminar, Salvador llegó ala playa del atolón Ebon en las Islas Marshall, a siete mil millas dedonde partió con su bote.Gracias a una dieta a base de pescado crudo, tortugas, peque?ospájaros, agua de lluvia y su propia orina, pudo sobrevivir en altamar. Por su parte, Ezequiel, quien se negó a tomar esos alimentos,murió pocas semanas después de la tormenta que les convirtió ennáufragos.Fascinado por la historia, el periodista estadounidense JonathanFranklin entrevistó en numerosas ocasiones al pescador y a todas laspersonas que fueron testigos de su aparición en las Islas Marshall, ytambién a aquellos que le acompa?aron en los días posteriores, durante su hospitalización. De todas estas conversaciones surge este heroicorelato sobre la resistencia humana, seguramente el más asombroso denuestros días.